jueves, 2 de junio de 2016

PRENSA: ¿DE VERDAD NECESITA EL ESTADO COLEGIOS CONCERTADOS?

¿De verdad necesita el Estado colegios concertados?

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La escuela vuelve a tener un conflicto que va más allá de las aulas en nuestro país. De nuevo por temas políticos y burocráticos, donde los intereses individuales se superponen al de los alumnos. Mientras seguimos siendo los líderes en fracaso escolar dentro de la Unión europea, las calles españolas presencian el enésimo enfrentamiento entre la educación pública y la concertada. El foco más reciente se ha dado en Valencia, donde hace unos días se concentraron 40.000 personas para reivindicar la educación religiosa, pero mañana será en otro lugar de la Península y en septiembre estaremos comenzando un nuevo curso sin saber muy bien qué se está haciendo con nuestro dinero.

Aquí entran en juego los cuatro principales partidos políticos de nuestro país; serán ellos determinantes de cómo se administrará la significación de centenares de escuelas en España con sus modelos y ofertas en un panorama donde seguiremos teniendo irremediablemente tanto educación pública como privada y concertada. Antes de entrar a valorar cifras que nos hacen preguntarnos si tiene o no sentido la existencia de la escuela concertada, veamos la posición de los partidos.

1.- La alineación de los partidos
Por suerte para los menos familiarizados con la política, aquí es todo relativamente transparente, porque mientras Unidos Podemos apostará al igual que el PSOE por los modelos eminentemente públicos, el PP defiende a capa y espada el modelo de gestión privada. En Ciudadanos, por su parte, son ambiguos. No se mojan, lo cual implica que apoyan sin decirlo también el modelo privado. Es decir, damos por hecho que todos 'apoyan' la pública, pero mientras la izquierda se posiciona claramente en contra del modelo privado, la derecha política española o bien no se oculta o simplemente no abre la boca.

2.- En números. Claro y fácil de entender
Una cifra: 50.000 millones de euros. Quedémonos con este número porque es el dinero del que dispone el Estado para invertir en las futuras generaciones actualmente, tal y como ha sido expuesto en los presupuestos de 2015. Echando mano al PIB se traduce en un 4,23%. Todo ese dinero, que podría parecer mucho, será repartido entre 8 millones de niños y niñas con la ilusión de poder recibir la mejor enseñanza posible y ser lo que quieran cuando "se hagan mayores".
Esos 50.000 millones de euros para toda enseñanza no universitaria es completamente insuficiente tal como se está repartiendo el pastel, porque según los últimos datos aportados un 68,1% de los alumnos matriculados están en la educación pública, mientras que un 25,4% se encuentra en ese limbo que no es del todo público ni tampoco totalmente privado llamado concertado; finalmente, el otro 6,5% restante estudia en la privada. Al haber más de un cuarto de ese dinero destinado al concierto de centros, la escuela pública está perdiendo muchos recursos y posibilidades, obligándola a tener que caminar sobre el umbral de lo insuficiente y lo justo, pero nunca con holgura económica para los nueve meses de curso.

Tras ver el enorme éxito de la manifestación del pasado fin de semana en Valencia con el hashtag #SalvemosLaConcertada, que llegó a ser trending topic en España durante varias horas, nos damos cuenta que hay varias posiciones dentro de los defensores de la escuela de concierto: Por un lado están los que no quieren pagar por la privada pero no confían en la pública; por otro, aquellos que simplemente creen que la concertada sirve para eliminar las diferencias sociales al aunar diferentes tipos de clases. La realidad va mucho más allá y parece que no nos estamos dando cuenta de ello, y es que todo esto no está siendo sino una afilada arma electoral.

3.- Lo que sea por un voto
El 26 de junio toca ir de nuevo al colegio a depositar una papeleta para ver si esta vez tenemos o no un Gobierno estable, y la educación va a ser una de las piedras angulares sobre las cuales girará el gran debate electoral que está a punto de comenzar. Es imposible que haya un pacto educativo nacional. Que no nos engañen. Es y será imposible que todos los partidos alcancen un consenso tanto en el modelo de escuela como lo que se imparte en la misma por una mera cuestión ideológica; todo es política y eso es inevitable. Tampoco es del todo malo. Por ello, lo que hay que intentar es que haya el menor número de diferencias entre los que menos tienen y a los que más les sobra, de forma que la balanza quede lo más equilibrada posible. Así las cosas, las escuelas católicas le tienden la mano al PP viendo perezosas cómo su estado de calma y comodidad corre riesgo mientras los partidos emergentes intentan dar golpes de platillo ante el respetable para que más de uno abra los ojos y los oídos.

Sindicatos de profesores y asociaciones de padres y madres de alumnos de todo el país se manifestaron en Valencia para evitar que se le ponga la mano encima al modelo de concierto económico que Unidos Podemos quiere evitar a toda costa. La alianza entre la formación morada y la gente de Garzón critica que el modelo concertado está totalmente ligado a la Iglesia católica y se está haciendo, literalmente, lo que les está dando la gana con ese beneficio económico del que disponen y que -recordamos- se financia con el dinero de tus impuestos, los de tu vecino y los de todo quien te rodea.

Con todo, volvemos al planteamiento inicial de si verdaderamente necesitamos escuela concertada o no. No solo se trata de un tema de inversión de capital sino de justicia y honestidad a la hora de seleccionar al alumnado. Al encontrarse el contexto económico de esta claramente por encima de la pública, donde reside un porcentaje altísimo de la clase media y baja, sumado a que los criterios de selección son en muchas ocasiones ilegales porque se prioriza la cuota disfrazada de donativo, al final resulta que a la educación concertada solamente puede acceder quien puede permitírsela; es un destino por el que hay que pagar un peaje que todos ayudamos a mantener en pie. Todo el sector contrario a la concertada utiliza este argumento así como el incumplimiento de la LOMCE -que busca una equidad total en su modelo de enseñanza-. Mientras siga sin haber una medida que controle cómo se comporta este modelo tan independiente y orientado a la Iglesia seguirá sin ser transparente.

4.- El falso mito de que la concertada es más barata
Pero vayamos a la práctica, ¿qué es más barato? ¿Qué merece más la pena? ¿Nos hace falta educación concertada? Bien, según Eurostat en 2012 el Ministerio de Educación debía destinar una inversión total por alumno de 6.246 euros, pero si echamos un vistazo a las escuelas de Primaria y Secundaria de nuestro país la inversión no llega a los 5.000 euros en Primaria, mientras que en Secundaria se queda en la frontera de los 7.000 euros. La inversión en la pública sigue siendo superior a la concertada, pero en esta última entran más valores en la ecuación como son las actividades complementarias, extraescolares, gasto mensual de los padres en algunos casos o el material, todo ello exento del control público. Es decir, un negocio para la concertada que se estima supere los 1.222 euros por alumno frente a 472 euros de la pública.

Aunque el coste medio de la plaza en la pública sea casi idéntico que en la concertada (4.185 euros por 4.184 euros respectivamente), es en realidad falso que la concertada sea más barata precisamente por costes añadidos que son difíciles de controlar. Un ejemplo son las actividades complementarias como las excursiones, que la Comunidad Valenciana ha intentado regular para evitar que las escuelas sigan obteniendo beneficios económicos de ellas. Sin embargo, en el caso de las actividades extraescolares (como inglés o judo) sí que una parte del dinero abonado puede ir destinada al colegio en concepto, por ejemplo, de mejora de las instalaciones. A la larga se termina pagando mucho más, cantidad que se asemeja claramente a la escuela privada cuando no es equiparable a esta en servicios y material aportado por el propio centro.

Asimismo, desde comunidades como la Generalitat se demostró que algunos colegios vulneraron el principio de gratuidad de la enseñanza, pues padres y madres estaban pagando el material escolar a ciegas sin saber que esto es algo voluntario, al menos sobre el papel. Además, el precio del comedor escolar nunca puede superar el 20% del precio máximo fijado por la Administración, y aquí también hubo irregularidades en el pago de las nóminas de todos los colegios analizados.

5.- El ticket de la compra de la concertada
¿Qué se paga en la concertada entonces? Lo único que están obligados a pagar los padres son el comedor y el transporte escolar en caso de utilizarse. Pero la práctica dice lo contrario. Tal como puede corroborar cualquier padre o madre que lleve a sus hijos a una escuela con este modelo, es habitual tener que sumar las actividades complementarias (entre 80 y 150 euros mensuales), servicios como el de conciliación (unos 70 euros), enfermería (45 euros), labores de orientación y seguridad, etc. Suma aquí los uniformes, cuadernos y todo tipo de material que a veces se debe comprar a través del colegio. Un pastón. Se mire como se mire, mucho más de lo que se dice.


La escuela concertada está destinada a ir decayendo poco a poco al ver cómo en 2017 caducarán los conciertos de Bachillerato en comunidades como la de Valencia, ya que la Conselleria ha tardado poco en recordar que ellos no tienen por qué subvencionar algo que termina gestionándose por terceros, por personas con nombres y apellidos. Además, se da por sentada la prohibición nunca cumplida de que no se les puede cobrar a los padres ni durante el curso ni de cara a la admisión escolar. Así las cosas, la Conselleria se posiciona a favor de 'La Primavera Educativa' pública, mientras que hay todavía un enorme sector de la población confiando en la alternativa intermedia donde esa supuesta transparencia termina descubriéndose en una opacidad que cada vez deja pasar menos luz.