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La escuela vuelve a tener un conflicto que va más allá
de las aulas en nuestro país. De nuevo por temas políticos y burocráticos, donde
los intereses individuales se superponen al de los alumnos. Mientras seguimos siendo
los líderes en fracaso escolar dentro de la Unión europea, las calles españolas
presencian el enésimo enfrentamiento entre la educación pública y la concertada.
El foco más reciente se ha dado en Valencia, donde hace unos días se concentraron
40.000 personas para reivindicar la educación religiosa, pero mañana será en otro
lugar de la Península y en septiembre estaremos comenzando un nuevo curso sin saber
muy bien qué se está haciendo con nuestro dinero.
Aquí entran en juego los cuatro principales partidos políticos de nuestro país; serán ellos determinantes de cómo se administrará la significación de centenares de escuelas en España con sus modelos y ofertas en un panorama donde seguiremos teniendo irremediablemente tanto educación pública como privada y concertada. Antes de entrar a valorar cifras que nos hacen preguntarnos si tiene o no sentido la existencia de la escuela concertada, veamos la posición de los partidos.
1.- La alineación de los partidos
Por suerte para los menos familiarizados con la política,
aquí es todo relativamente transparente, porque mientras Unidos Podemos apostará
al igual que el PSOE por los modelos eminentemente públicos, el PP defiende a capa
y espada el modelo de gestión privada. En Ciudadanos, por su parte, son ambiguos.
No se mojan, lo cual implica que apoyan sin decirlo también el modelo privado. Es
decir, damos por hecho que todos 'apoyan' la pública, pero mientras la izquierda
se posiciona claramente en contra del modelo privado, la derecha política española
o bien no se oculta o simplemente no abre la boca.
2.- En números. Claro y fácil de entender
Una cifra: 50.000 millones de euros. Quedémonos con este
número porque es el dinero del que dispone el Estado para invertir en las futuras
generaciones actualmente, tal y como ha sido expuesto en los presupuestos de 2015.
Echando mano al PIB se traduce en un 4,23%. Todo ese dinero, que podría parecer
mucho, será repartido entre 8 millones de niños y niñas con la ilusión de poder
recibir la mejor enseñanza posible y ser lo que quieran cuando "se hagan mayores".
Esos 50.000 millones de euros para toda enseñanza no universitaria
es completamente insuficiente tal como se está repartiendo el pastel, porque según
los últimos datos aportados un 68,1% de los alumnos matriculados están en la educación
pública, mientras que un 25,4% se encuentra en ese limbo que no es del todo público
ni tampoco totalmente privado llamado concertado; finalmente, el otro 6,5% restante
estudia en la privada. Al haber más de un cuarto de ese dinero destinado al concierto
de centros, la escuela pública está perdiendo muchos recursos y posibilidades, obligándola
a tener que caminar sobre el umbral de lo insuficiente y lo justo, pero nunca con
holgura económica para los nueve meses de curso.
Tras ver el enorme éxito de la manifestación del pasado
fin de semana en Valencia con el hashtag #SalvemosLaConcertada,
que llegó a ser trending topic en España durante varias horas, nos damos cuenta
que hay varias posiciones dentro de los defensores de la escuela de concierto: Por
un lado están los que no quieren pagar por la privada pero no confían en la pública;
por otro, aquellos que simplemente creen que la concertada sirve para eliminar las
diferencias sociales al aunar diferentes tipos de clases. La realidad va mucho más
allá y parece que no nos estamos dando cuenta de ello, y es que todo esto no está
siendo sino una afilada arma electoral.
3.- Lo que sea por un voto
El 26 de junio toca ir de nuevo al colegio a depositar
una papeleta para ver si esta vez tenemos o no un Gobierno estable, y la educación
va a ser una de las piedras angulares sobre las cuales girará el gran debate electoral
que está a punto de comenzar. Es imposible que haya un pacto educativo nacional.
Que no nos engañen. Es y será imposible que todos los partidos alcancen un consenso
tanto en el modelo de escuela como lo que se imparte en la misma por una mera cuestión
ideológica; todo es política y eso es inevitable. Tampoco es del todo malo. Por
ello, lo que hay que intentar es que haya el menor número de diferencias entre los
que menos tienen y a los que más les sobra, de forma que la balanza quede lo más
equilibrada posible. Así las cosas, las escuelas católicas le tienden la mano al
PP viendo perezosas cómo su estado de calma y comodidad corre riesgo mientras los
partidos emergentes intentan dar golpes de platillo ante el respetable para que
más de uno abra los ojos y los oídos.
Sindicatos de profesores y asociaciones de padres y madres
de alumnos de todo el país se manifestaron en Valencia para evitar que se le ponga
la mano encima al modelo de concierto económico que Unidos Podemos quiere evitar
a toda costa. La alianza entre la formación morada y la gente de Garzón critica
que el modelo concertado está totalmente ligado a la Iglesia católica y se está
haciendo, literalmente, lo que les está dando la gana con ese beneficio económico
del que disponen y que -recordamos- se financia con el dinero de tus impuestos,
los de tu vecino y los de todo quien te rodea.
Con todo, volvemos al planteamiento inicial de si verdaderamente
necesitamos escuela concertada o no. No solo se trata de un tema de inversión de
capital sino de justicia y honestidad a la hora de seleccionar al alumnado. Al encontrarse
el contexto económico de esta claramente por encima de la pública, donde reside
un porcentaje altísimo de la clase media y baja, sumado a que los criterios de selección
son en muchas ocasiones ilegales porque se prioriza la cuota disfrazada de donativo,
al final resulta que a la educación concertada solamente puede acceder quien puede
permitírsela; es un destino por el que hay que pagar un peaje que todos ayudamos
a mantener en pie. Todo el sector contrario a la concertada utiliza este argumento
así como el incumplimiento de la LOMCE -que busca una equidad total en su modelo
de enseñanza-. Mientras siga sin haber una medida que controle cómo se comporta
este modelo tan independiente y orientado a la Iglesia seguirá sin ser transparente.
4.- El falso mito de que la concertada es más barata
Pero vayamos a la práctica, ¿qué es más barato? ¿Qué merece
más la pena? ¿Nos hace falta educación concertada? Bien, según Eurostat en 2012
el Ministerio de Educación debía destinar una inversión total por alumno de 6.246
euros, pero si echamos un vistazo a las escuelas de Primaria y Secundaria de nuestro
país la inversión no llega a los 5.000 euros en Primaria, mientras que en Secundaria
se queda en la frontera de los 7.000 euros. La inversión en la pública sigue siendo
superior a la concertada, pero en esta última entran más valores en la ecuación
como son las actividades complementarias, extraescolares, gasto mensual de los padres
en algunos casos o el material, todo ello exento del control público. Es decir,
un negocio para la concertada que se estima supere los 1.222 euros por alumno frente
a 472 euros de la pública.
Aunque el coste medio de la plaza en la pública sea casi
idéntico que en la concertada (4.185 euros por 4.184 euros respectivamente), es
en realidad falso que la concertada sea más barata precisamente por costes añadidos
que son difíciles de controlar. Un ejemplo son las actividades complementarias como
las excursiones, que la Comunidad Valenciana ha intentado regular para evitar que
las escuelas sigan obteniendo beneficios económicos de ellas. Sin embargo, en el
caso de las actividades extraescolares (como inglés o judo) sí que una parte del
dinero abonado puede ir destinada al colegio en concepto, por ejemplo, de mejora
de las instalaciones. A la larga se termina pagando mucho más, cantidad que se asemeja
claramente a la escuela privada cuando no es equiparable a esta en servicios y material
aportado por el propio centro.
Asimismo, desde comunidades como la Generalitat se demostró
que algunos colegios vulneraron el principio de gratuidad de la enseñanza, pues
padres y madres estaban pagando el material escolar a ciegas sin saber que esto
es algo voluntario, al menos sobre el papel. Además, el precio del comedor escolar
nunca puede superar el 20% del precio máximo fijado por la Administración, y aquí
también hubo irregularidades en el pago de las nóminas de todos los colegios analizados.
5.- El ticket de la compra de la concertada
¿Qué se paga en la concertada entonces? Lo único que están
obligados a pagar los padres son el comedor y el transporte escolar en caso de utilizarse.
Pero la práctica dice lo contrario. Tal como puede corroborar cualquier padre o
madre que lleve a sus hijos a una escuela con este modelo, es habitual tener que
sumar las actividades complementarias (entre 80 y 150 euros mensuales), servicios
como el de conciliación (unos 70 euros), enfermería (45 euros), labores de orientación
y seguridad, etc. Suma aquí los uniformes, cuadernos y todo tipo de material que
a veces se debe comprar a través del colegio. Un pastón. Se mire como se mire, mucho
más de lo que se dice.
La escuela concertada está destinada a ir decayendo poco
a poco al ver cómo en 2017 caducarán los conciertos de Bachillerato en comunidades
como la de Valencia, ya que la Conselleria ha tardado poco en recordar que ellos
no tienen por qué subvencionar algo que termina gestionándose por terceros, por
personas con nombres y apellidos. Además, se da por sentada la prohibición nunca
cumplida de que no se les puede cobrar a los padres ni durante el curso ni de cara
a la admisión escolar. Así las cosas, la Conselleria se posiciona a favor de 'La
Primavera Educativa' pública, mientras que hay todavía un enorme sector de la población
confiando en la alternativa intermedia donde esa supuesta transparencia termina
descubriéndose en una opacidad que cada vez deja pasar menos luz.